¿Has oído hablar del apego entre una madre y su bebé? Este vínculo afectivo entre el niño y la mamá se forja en los primeros años de vida y sembrará las bases de la capacidad social del niño y sus relaciones futuras. Fundamentalmente, de este apego dependerá el desarrollo de la personalidad del pequeño.

¿Qué es el apego?

Belén Pardo, psicóloga clínica, especializada en neuropsicología cognitiva, afirma que “la teoría del vínculo no es algo actual, ya en los años 50 Bowlby es claro en este sentido: “el apego es esencial para la salud mental del bebé y para que tenga una relación íntima, cálida y continua con su madre”. Posteriormente, otras investigaciones han apoyado la teoría de Bowlby, llegando todas a la misma conclusión, y es que una crianza basada en el apego, unida a un ambiente saludable, será determinante en el futuro del niño e incluso en sus oportunidades futuras.

Crianza con apego: ¿cómo influirá en el futuro bebé?

Criar con apego determinará la conducta de tu hijo

El apego cumple varias funciones, principalmente de supervivencia y seguridad emocional.  Este vínculo entre madre e hijo fomentará la salud física y psíquica, favorecerá el desarrollo de la comunicación y cognitivo, así como la interacción social del bebé.

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La importancia del apego materno

Es crucial otorgarle al apego la importancia que se merece, y es que esta relación se convertirá en la base de las relaciones futuras que el pequeño creará con otras personas a lo largo de su vida. Además, fundará los cimientos de su propia personalidad. Muchos expertos afirman que cuando el vínculo es deficiente puede acarrear problemas de tipo conductual e incluso afectivo con otras personas. En cambio, si la relación es positiva, cariñosa, estrecha… las probabilidades de establecer relaciones emocionalmente óptimas/sanas con otros individuos a lo largo de su vida es mucho más alta.

El vínculo desde el nacimiento: Todas las etapas

En la actualidad gran parte del sector médico otorga cada día más importancia al contacto entre la madre y el bebé desde el nacimiento. Si no surgen complicaciones que lo impidan, los primeros minutos y horas son muy importantes para ese vínculo. Sentir el tacto, la voz y el latido de la madre por primera vez fuera del útero es una experiencia crucial para el bebé y también para la madre. Servirán para el reconocimiento mutuo, el intercambio afectivo emocional y para sentirse protegido y seguro en este nuevo entorno que para él es desconocido. Este sentimiento propio de los mamíferos es denominado por los especialistas como “bonding” y tiene un increíble efecto tranquilizador sobre el bebé.

El vínculo de apego se desarrollará desde el inicio en diferentes etapas, siendo un proceso constante a lo largo del tiempo. En la etapa de los 3 a los 12 meses, los bebés comienzan a distinguir con claridad rostros y conductas de los familiares, y ya se aprecian gestos diferenciales (sonrisas, vocalizaciones, llanto…). Poco a poco, el bebé muestra más reacciones y explora cada vez más el entorno que le rodea, siempre con la figura de apego muy próxima (generalmente la madre).

A partir del primer año vida, el bebé comienza una nueva etapa en la que muestra más independencia de esas figuras de apego, tratando de explorar nuevas relaciones y estímulos.

Existen 4 tipos de apego

Apego Seguro

El pequeño se siente seguro y con confianza. Cuando esto ocurre, la mamá es sensible a las necesidades del pequeño hijo y le ayuda cuando lo necesita. ¿El resultado? El niño se convertirá en un adulto positivo, generoso y empático.

Apego evitativo

En el apego evitativo el bebé asume que no puede contar con su cuidador, lo cual le provoca sufrimiento. Crece con carencias afectivas y en ocasiones no se siente valorado o querido. Esto creará problemas en el futuro a la hora de establecer relaciones afectivas.

Apego desorganizado

Cuando el apego es desorganizado, el bebé buscará a su madre y no siempre la encontrará, pudiendo sentir angustia cuando no esté. El apego desorganizado surge como resultado de una vivencia infantil de confusión con respecto a la conducta de sus padres: su comportamiento es impredecible, lo que genera en el infante sensaciones de incertidumbre, miedo y falta de coherencia y orden.

Apego ambivalente

En este caso, los bebés se sienten inseguros hacia los cuidadores y la reacción es muy intensa cuando hay una separación y sienten ansiedad. Por ello existen dificultades a la hora de consolarlos.

En esta circunstancia, el resultado más común es el de futuros adultos inseguros hacia los demás, desconfiados, que evitarán la intimidad.

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