En la actualidad, afortunadamente, la investigación científica y médica en materia de fertilidad está avanzando muy rápido y gracias al esfuerzo diario de los profesionales que trabajan en el laboratorio, cada día se descubren tratamientos nuevos que mejoran considerablemente los ya existentes, para cumplir el sueño de muchas parejas que desean tener hijos y que tienen dificultades para conseguirlo de forma natural.

¿Tienes dudas?

Compártelas con nosotros. Podemos ayudarte.
Contacta con nosotros

Por eso, cuando todos los vientos soplan en contra a la hora de concebir, son muchas las alternativas que a día de hoy ya existen para dar solución a los problemas de fertilidad. Una de esas opciones y que habitualmente se lleva a cabo, cuando otros métodos como la inseminación artificial fallan, es la Fecundación In Vitro (FIV). Se trata de una técnica que se puede aplicar de la forma tradicional o mediante la microinyección intracitoplasmática de Espermatozoides (ICSI).

En los dos casos, el objetivo que se persigue es el mismo, crear un embrión que permita lograr el embarazo

Sin embargo, existen algunas diferencias entre ambos métodos que el equipo de FIV4  explicará a continuación.

3 diferencias básicas entre la FIV y la ICSI

Antes de entrar en detalles, es importante aclarar en qué consiste en términos generales la Fecundación In Vitro. Esta técnica de reproducción asistida, conocida también por sus siglas FIV, se basa en la estimulación ovárica de la paciente mediante tratamiento hormonal para conseguir una ovulación múltiple. Para ello, se unen en el laboratorio un óvulo (ovocito) con un espermatozoide con el fin de disponer de embriones válidos y de calidad que sean transferirlos finalmente al útero materno para su desarrollo.

Como ya indicamos anteriormente existen dos métodos de Fecundación en Vitro que se distinguen fundamentalmente por la forma en que se fusionan óvulo y espermatozoide en el laboratorio para obtener el embrión deseado. Pero existen otras diferencias importantes entre FIV y ICIS que es importante recordar. Son las siguientes:

  1. Su origen. Aunque también, se recurre a estas técnicas una vez que otros métodos de gestación previos han fallado, es importante saber que la inseminación de ovocitos a través de la FIV nació para solucionar determinados problemas de fertilidad como la obstrucción de las trompas de Falopio y la endometriosis, mientras que la técnica ICSI por su parte, surgió para tratar casos de infertilidad masculina severa que afectan a la calidad seminal como la oligospermia o la astenospermia.
  2. La técnica. La FIV es una técnica de reproducción asistida bastante más sencilla y parecida al método de fecundación natural que la microinyección espermática, la cual requiere de una mayor manipulación artificial para obtener resultados. La primera, se caracteriza por unir los ovocitos a un número de espermatozoides de alta calidad e incubarlos juntos durante 24 horas en condiciones de cultivo y temperatura adecuadas.

fecundación in vitro metodo FIV versus ICSI

La  ICSI por su parte, consiste en la inyección de un espermatozoide con gran capacidad para fecundar, basándose en la movilidad y morfología del mismo e inseminarlo en el interior de un ovocito maduro con la ayuda de un microscopio especial. Para esta técnica es necesario inmovilizar previamnete el espermatozoide con el fin de facilitar su manipulación.

  1. Su utilización. Para obtener una mayor garantía de éxito en la utilización del FIV, es esencial contar con una alta calidad seminal, es decir, que el espermatozoide sea capaz de fecundar al ovocito por sí mismo. Mientras que la elección de la ICSI se realiza cuando existe una baja cantidad de espermatozoides, problemas de movilidad o en su morfología que dificultan la fecundación. También es una técnica utilizada en caso de que dispongamos de pocos óvulos y se tenga una muestra seminal valiosa obtenida a través de biopsia testicular o de pacientes oncológicos.

 

Conclusión

A la hora de elegir entre los dos tratamientos de Fecundación In Vitro, es fundamental valorar y sopesar antes la situación y evolución personal de cada caso. No existe una técnica mejor ni peor que otra. Es más, los expertos en materia de fertilidad abogan por utilizar una opción mixta, en la que se combinen ambos métodos de inseminación artificial para aprovechar mejor las ventajas de ambos procesos. Como ya indicamos al principio de este post, es importante destacar que las tasas de éxito tanto de la FIV como de la ICSI han aumentado en los últimos años y lo seguirán haciendo en el futuro, gracias a los avances científicos.