Cuando nos quedamos embarazadas es bastante frecuente que aparezcan enfermedades gestacionales o que se alteren algunas partes de nuestro organismo. La razón la encontramos en el baile hormonal que sufrimos durante los nueve meses de desarrollo de nuestro bebé.

Uno de los problemas más comunes que pueden afectar de forma negativa a la salud de la madre y a la del futuro hijo son los trastornos relacionados con la tiroides, más conocidos como hipertiroidismo e hipotiroidismo.

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Hipertiroidismo e hipotiroidismo durante el embarazo: síntomas y riesgos

La tiroides es una glándula en forma de mariposa que se encuentra en la base del cuello, delante de la tráquea. Se encarga de regular el metabolismo y desempeña un papel fundamental tanto en la reproducción como en la fertilidad de las mujeres. De hecho, es bastante frecuente que se produzcan ciertas alteraciones en la glándula tiroidea si no se controla adecuadamente.

A continuación, te presentamos sus principales características y los posibles riesgos para la salud de la madre y del hijo:

  • La padecen entre un 2% y un 4% de las mujeres gestantes. Se produce cuando el organismo genera un insuficiente número de hormonas tiroideas. Esto hace que el metabolismo se ralentice y que por tanto la futura mamá note un cansancio muy acusado, aumente de peso (superando los kilos requeridos por el propio embarazo), se le seque la piel y le invada una sensación de agotamiento constante. Son síntomas que se pueden confundir fácilmente con los problemas habituales de un embarazo, por lo que se aconseja acudir a la consulta del ginecólogo para obtener un diagnóstico certero.
  • Aproximadamente dos de cada mil embarazadas suelen desarrollar hipertiroidismo entre el tercer y el quinto mes de gestación. Esto significa que la actividad tiroidea es muy alta y que, por tanto, se acelera nuestro metabolismo. Los síntomas habituales que en este caso podría manifestar la madre van desde taquicardias, pérdida de peso y temblores hasta posibles desarreglos intestinales, baja tolerancia al calor, tristeza y debilidad.

En el caso de que suframos alguno de estos trastornos es importante acudir cuanto antes a nuestro endocrino para mantener controlada la tiroides durante el embarazo. Si no la tratamos a tiempo corremos el riesgo de sufrir un aborto espontáneo, anemia, infecciones, preeclampsia, tensión alta, parto prematuro, desprendimiento de la placenta antes de nacer el bebé e incluso acarrear futuros problemas de desarrollo y aprendizaje en el niño.

¿Puedo quedarme embarazada si tengo un problema de tiroides?

Si sufres de tiroides y estás pensando en quedarte embarazada de forma natural o mediante técnicas de reproducción asistida como la inseminación artificial o la fecundación in vitro, es importante que antes te sometas a ciertas pruebas para comprobar si cuentas con suficientes anticuerpos para combatir dichos trastornos endocrinos y para saber qué valores tienes más alterados para tratarlos en consecuencia.

Las mujeres con hipotiroidismo subclínico suelen tener mayores dificultades para quedarse embarazadas y pueden mostrar una mayor tendencia a sufrir abortos de repetición durante las primeras semanas de gestación

Es por eso que resulta fundamental someterse a algunas pruebas que prevengan o identifiquen estos problemas con el fin de administrar el tratamiento necesario para disfrutar de un embarazo sin contratiempos. Estas son algunas de las revisiones que recomendamos hacer desde FIV4:

  • Análisis de sangre. Es importante para conocer la cantidad de tireotropina (TSH) que produce la hipófisis. Los valores que arroje nos indicarán si nuestra glándula tiroidea funciona mal.
  • Seguimiento ecográfico. Esta prueba detecta signos de hipertiroidismo fetal como taquicardias persistentes, crecimiento intrauterino restringido, bocio fetal, maduración ósea acelerada e incluso señales de insuficiencia cardiaca congestiva. Se recomienda iniciar ecografías seriadas entre la semana 18 y 22 de gestación, después cada 4-6 semanas o incluso antes si se considera clínicamente necesario.
  • Revisión periódica. Lo ideal es que te sometas a una revisión de la tiroides antes de quedarte embarazada, así como durante el primer trimestre de embarazo. En caso de que estés recibiendo un tratamiento de tiroides y ya estés embarazada, se recomienda revisar la enfermedad cada 6 u 8 semanas para que la gestación se desarrolle con normalidad.
  • Tratamientos farmacológicos. En caso de tener hipotiroidismo, se suele administrar levotroxina durante el primer trimestre de embarazo y siempre bajo prescripción médica. Así se garantiza el curso normal del embarazo y se evitan posibles daños en el bebé.
  • Aumento del consumo de yodo durante el periodo de gestación. Durante el embarazo se debe incrementar la ingesta de yodo. Es indispensable para que la tiroides de la madre aumente el número de hormonas y que el feto pueda producirlas. La deficiencia de yodo durante la gestación aumenta la probabilidad de aborto, incrementa la posibilidad de muerte fetal y perinatal, induce nacimientos de bebés prematuros y con bajo peso e incluso puede llegar a alterar el correcto desarrollo del bebé.